3.04.2009

Los días grises no desaparecen, solo se ocultan bajo el sol...

No suelo llorar con los contratiempos...
solo cuando no puedo más
y con el paso del tiempo mi aguante va en aumento.
No suelo aprender de mis errores
y una y otra vez los repito sin darme cuenta a tiempo
de que me estoy volviendo a equivocar.
No suelo tener días malos,
me gusta quejarme de la monotonía..
y cuando al fin los tengo suelo poner la mejor de mis sonrisas
y nadie percibe que me muero por dentro.
Me suelo reir de las cosas por las que la gente suele llorar...
y suelo llorar por lo que los demás rien.
Tengo miedo de muchas cosas,
sobre de todo de las que siento o puedo llegar a sentir,
pero incomprensiblemente me envalentono en cualquier
circunstancia que pueda producir pánico en la humanidad.
Rio sin tener que reir, hablo sin tener que hablar,
miro, siento, lloro, quiero, deseo, odio, envidio, fallo,
observo, canto, corro, salto, vuelo, viajo en sueños,
imagino, creo, y otras cientos y cientos de cosas que
la gente suele hacer con los pies en el suelo,
y a mi de vez cuando se me olvida ponerlos.
Vendo seguridad, equilibrio, tranquilidad y paciencia,
y son virtudes y características que desconozco por completo.
A veces se me olvida donde habita mi brújula personal
y por eso pierdo el norte y el control de las cosas que me rodean,
aunque quizás nunca haya tenido el control,
y por eso me desconcierto con tanta facilidad.
Pierdo el rumbo y lo encuentro constantemente
y varias vecesal día...
siempre tropiezo en lo mismo...
Y si siempre he sido así,
hay algo que sí que aprendí no hace mucho tiempo,
y gracias a los que rien, sueñan, desean, cantan,
vuelan, imaginan, odian, envidian, lloran...
junto a mi ya no me siento tan sola...
y es que me puedo sentir realmente desesperada, desamparada,
como una auténtica idiota,
pero vosotros seguís ahi...
así que sobran las palabras....

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